jueves, 7 de julio de 2011

Inspirado en Cortázar...

INSTRUCCIONES PARA CORTAR UNA FLOR EN EL PARQUE

Para llegar a cortar una flor en el parque, de manera seria y responsable para con uno mismo, hay que procurarse un día de ir al garete, un día intuitivo, en el que uno camina por la calle dentro de una esfera de azúcar impalpable.

Todo nos llega blanco tiza, los peligros habituales se mudan a otra galaxia, de algún modo uno se vuelve invisible, impalpable como el azúcar.

Una vez logrado ese punto de cocción interior, dejar que las piernas se distiendan en un paseo impensado, uno de esos paseos en el que no hay nada que hacerle, el cuerpo manda, va a lugares sin previo pensamiento, uno se da cuenta que quiso ir allí, cuando llega. Y en un momento se encuentra en un parque.

Para cortar una flor en el parque, entonces, usted debe olvidarse que al lugar donde se encuentra se lo conoce con la simple palabra “parque”, porque la palabra puede ser un resultado demasiado concreto, que encierre el aire, y corre el peligro de estar allí diez minutos, solo para poder contar que estuvo en el parque, para poder decirse a usted mismo que se tomó un rato de recreo, pero:

Es posible que, si lo llama parque, vea personas, pero no se nutra con lo que transmiten, con el ocio delicioso, la alegría o la meditación que circula en sus expresiones, o alguna noble tristeza solitaria de alguien.

Quizás vea flores y plantas, pero no detecte que colores rojos, verdes, amarillos, compiten por ganar su atención.

Que una sinfonía interior lo empuje a moverse hacia ellos, y que unas formitas alargadas, verticales y tiernas, danzan con el viento pidiéndole que las tome.

Esas formitas, que usted hubiera llamado tallos, extienden verdes bracitos ovalados, terminados en punta, a los que se los conoce por el mote “hojas”, que se agitan como saludándolo.

Y que en lo más alto de las formitas-tallos, unas curiosas coronas, con un botón rojo rodeado de infinidad de tiritas blancas, como pequeños soles de rayitos enharinados, esperan, como auténticas flores de parque, a que usted corte una de ellas, despacito, para que no duela.

Luis schinca

Agosto 2009

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